Ministerio de ansiedad

13 dic 2022 / 16:34 H.
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Imagine que mañana se publicara la creación de un ministerio de ansiedad. Con seguridad pensaría que se ha filtrado por error una broma propia del día de los inocentes y eliminaría toda credibilidad al hecho. Ante todo, porqué usted es una persona que posee capacidad crítica para distinguir la realidad, no se considera sin picardía, está a distancia de ser ingenua sin madurez para tomar decisiones; y, sobre todo, porque a un inocente se le considera sin competencias para tener responsabilidad al que se trata con paternalismo. Si algo nos gusta son las cosas claras. Esta sería la denominación más adecuada para abordar el bienestar social en tanto es una situación en peligro de extinción. Sigue en vigencia la España que mostraba Berlanga en “Plácido”, la incomunicación. Nadie desea entender a nadie, se ha de aparentar el apoyo social y la solidaridad. Coctel perfecto para recrear emociones continuas que impulsen al consumo. Es el dopaje del que habla “Han”. Una sociedad del cansancio para responder a la exigencia del rendimiento máximo en términos de productividad que requiere de un consumo constante, sin considerar un fin, aunque sea en contra nuestra. Este agotamiento lo consideramos responsabilidad individual, cuando es una exigencia del sistema social para poder ser reconocido. En la era de la comunicación ultraconectada, con acceso a la información, frente al miedo al aislamiento aparece el mercadeo de la autoayuda, una forma más de generar dependencia. Una falacia en el que todos quieren ser “coach” que promueve una intensa relación de dominio paternalista, una interpretación engañosa de las disciplinas científicas de la ayuda social. Vivimos en una ansiedad continua, más allá del estrés. Es la evidencia de la vulnerabilidad. Las personas mayores son las mas afectadas en esta situación. No se les reconoce un derecho a decidir, solo son objeto de atención en consultas electorales. No se las consideran interlocutores como sujetos activos de derechos. Sus políticas y atenciones son consideradas un gasto. Recursos que se pierden para mantener un servicio, frente a la inversión que supone un aumento del valor del mismo por su rendimiento. El truco es fácil, el gasto no genera ganancia a futuro y la inversión sí. Sufren una agresión social por políticas “edadistas”. Es el rechazo que interiorizamos todos al considerar que su tiempo vital no es productivo. La vida como bien de consumo. ¿Hay alternativas? Sí. El Ayuntamiento de Jaén ejecuta la estrategia de la ONU, “Ciudades Amigables con las personas mayores” para el diseño de políticas eficaces para sus necesidades, integra recursos y las implica desde su diseño. Para ello cuenta con la el diagnóstico participativo que realiza el grupo de investigación de la UJA Gedex dirigido por la catedrática Yolanda de la Fuente. Se trata de un enfoque que garantiza un modo distinto de ver a las personas mayores como agentes de su futuro. Dejemos de ser inocentes, asumamos nuestra responsabilidad, es el principio de la solución. Denunciemos, tomando prestada la propuesta de Zizek, la acogida de valores sociales basado en que “el conformismo cínico nos dice que los ideales emancipadores de más igualdad, democracia y solidaridad son aburridos e incluso peligrosos, y que conducen a una sociedad gris y regulada en exceso”. Hay que invertir tiempo en la escucha activa.

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