Miedo al fracaso

Marta quiere montar su propia empresa, acaba de terminar su formación y no le apetece prepararse unas oposiciones o trabajar por un sueldo mínimo, si es que tiene la suerte de encontrar un empleo. No, ella quiere ser empresaria, tiene buenas ideas y muchas ganas de emprender. Habla con su familia, con sus amigos, está entusiasmada con su proyecto, pero le cuesta transmitir esa ilusión a los demás. Le avisan del riesgo, de la incertidumbre, de la cuerda floja sobre la que tendrá que caminar el resto de su vida si se atreve a hacerlo. Habla el miedo al fracaso que llevamos impreso en nuestro ADN, que nos paraliza y nos impide salir de la zona de confort. Olvidan que vivir es arriesgado, que cada vez que tomamos una decisión, de la índole que sea, podemos equivocarnos, pero también podemos triunfar. En las sociedades anglosajonas el fracaso no está mal visto, pues entienden que se aprende más de un negocio que sale mal que de otro exitoso. Marta puede ser cualquiera de los jóvenes que el miércoles asistieron a la jornada organizada por el Foro Lince de la Diputación de Jaén, orientada a impulsar el emprendimiento. Allí les hablaron de este miedo y de todos los recursos que tienen a su disposición en la provincia para que aprendan a vencerlo.