¿Mi voto?

El otro día charlaba con un amigo entrado en años y salió el tema de unas posibles elecciones, dadas las circunstancias.

Y la respuesta fue rápida, breve, concluyente y precisa: “¿Mi voto? Pues para quien arregle lo que tenemos.” La contestación me invitaba a reflexionar, pero preferí sonsacar al querido anciano sus distintos puntos de vista sobre la actualidad. Y aquí van, con más o menos fidelidad:

Hay que solucionar el problema de la vivienda para la gente joven y para los mayores más necesitados. Esto supone más trabajo y mejores salarios; se gasta demasiado en chuminadas; cada día hay más pobres y más distancia entre las clases; hay que acabar con el problema de las temibles ocupaciones; los medios de información dedican demasiado tiempo a estas noticias y a los energúmenos les entra más gana ante la impasibilidad; la Justicia está para algo y hay que dejarla actuar con más medios materiales y humanos; lo mismo las fuerzas del orden; se necesita acabar con la inseguridad en la calle, en el trabajo, en los hogares, sometidos a constantes amenazas o realidades de robos y destrozos; las nuevas generaciones están perdiendo la ilusión y suelen caer en los vicios y la drogadicción; los viejos estorbamos y estamos engrosando los rincones del olvido, queriendo obligarnos a modernizarnos en las redes, en la Inteligencia Artificial, sin tener en cuenta nuestras limitaciones, nuestra torpeza; la concupiscencia es la diversión y entretenimiento de la niñez y adolescencia. Bufff... Y no paraba. Le dije que todas estas cosas se las planteaban los políticos de cualquier tendencia y ámbito. Me dio la razón, a medias, y me repitió varias veces “Sí, pero...”. Detrás de este diálogo, medio en serio, medio en broma, concluí que mi amigo estaba afiliado a esa masa pendular, que tirilla para este lado o para el otro, según le parece o conviene. Vale, me dije, pero en esto de la política no dejaremos de fluctuar en la besana de las oportunidades. Lo que vale es acertar, llegar, solucionar... Se puede y debe conseguir desde cualquier opción. Mi amigo se llama Manolo, pero también podría denominarse María, Paco, Carmen, Antonio, Juan, Loli...