Memoria

El día en que ETA anuncia el abandono de las armas, Bittori se dirige al cementerio a visitar a su marido, asesinado por los terroristas. ¿Podrá convivir con quienes destruyeron su vida y la de su familia?”. Justo en el pasado 20 de octubre en el que se cumple el décimo aniversario del fin de la banda terrorista, la literatura de F. Aramburu, con su novela “Patria”, vuelve a impregnar nuestra realidad: seguro que muchas víctimas de aquellos asesinatos indiscriminados se siguen preguntando lo mismo que Bittori. Memoria para recordar aquella mirada perdida de Ortega Lara tras sus quinientos treinta y dos días de secuestro en un horrible zulo, a los ochocientos cincuenta y tres asesinatos de seres humanos aniquilados sin piedad alguna, a los tres mil quinientos atentados y más de siete mil víctimas de la sinrazón. Memoria para no homenajear ningún atisbo de terrorismo, para no darle cabida a los “ongi etorri”, memoria para manifestar un rotundo “no” a posibles pactos que infravaloren la justicia y memoria para transmitirles a los jóvenes lo ocurrido porque, como afirmó el filósofo E. Lledó: “El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla y no hay futuro sin memoria”.