Mecanismo para la distracción
Sánchez está nervioso. Acosado por su propia corrupción política y familiar, busca mecanismos de distracción. Atacar a Ayuso por todos los medios, señalar como “ultraderecha” a media España, tachándola de fascista, e incluso resucitar el guerracivilismo a conveniencia son estrategias para mantenerse en el poder. Busca librar a los suyos de la justicia, erigiéndose en juez y parte al afirmar que su hermano y su mujer son inocentes. ¡La única verdad procesal es la suya y los jueces y magistrados deben atenerse a ella! Todo por su obsesión enfermiza por el poder. Es erróneo enfrentar a los pueblos y dividirlos. La ocurrencia más reciente es etiquetar a la población española de genocida o pacifista según apoyen a unos o a otros en el conflicto bélico entre palestinos e israelíes. Una estrategia más de la confrontación con la que se comercia en España. La juventud desprecia los relatos históricos impuestos y manipulados, que poco tienen que ver con la verdad o con la justicia. En la posguerra, los españoles ya aprendimos a defender, en reconciliación, nuestros derechos fundamentales: la vida, la propiedad privada y la libertad, tanto política como religiosa. Y en ello estamos.