Matar la historia

    26 abr 2023 / 09:50 H.
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    “Que los muertos entierren a sus muertos”. Recuerdo cómo me impactó un artículo de opinión de Antonio Gala en Sábado Gráfico, cuando la censura nos acechaba y había que echar mano de la autocensura para pasar el filtro. De manera sutil, el escritor ponía a caldo a la mujer de Franco. Como Gala, Aemilius, Forges y muchos otros de los grandes forzaban su lenguaje para expresar lo que querían. Ese estilo forma parte de una época, de una historia en la que la falta de libertad de expresión era una espada de Damocles que pendía sobre escritores, periodistas, dramaturgos, o directores de cine. Era algo local, político y pasajero. Lo que está ocurriendo a nivel global es peor. La autocensura hoy se lleva impresa en la mente de muchos de estos profesionales: las formas del lenguaje y expresión cultural se reducen si quieres usar lo impuesto socialmente. Y, es más complicado, si aceptas las normas de un lenguaje inclusivo. Pero, qué decir si recortan situaciones, frases, imágenes y guiones, de cine y literatura clásicos como ya se hace con libros infantiles y representaciones de éstos. Si seguimos así, pronto no se podrá hablar de los siete enanitos, ni del Jorobado de Notre-Dame, ni leer a Flaubert ni a Arhur Miller... Al menos en su forma original. ¿Quién se atreverá a matar la historia de la creatividad?

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