Marinera de un mar verde

    20 jul 2022 / 15:49 H.
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    Antes que la noche vuelva a cubrir el firmamento con el negro terciopelo salpicado de estrellas, Jaén también se rinde a su amor celestial, a su caricia de olas y de espuma, de azules o de verdes aguas saladas y deja que sus calles se cubran con su aroma. La reina del Carmelo caminando serena, pasa bendiciendo, no necesita barca para llevar su amor y su consuelo a todos los rincones del verde mar de olivos. Jaén se vuelve luz y los sentidos se visten de ternura, ella viene sonriente trayendo entre sus manos la dulzura. No necesita barca para dejar su amparo, su armonía de versos, su rosario de cuentas y oraciones, lleva prendidas todas las plegarias, los sueños, los anhelos, las más dulces estrofas, donde se va calando la poesía, y se quedan grabadas todas las peticiones. Jaén también se siente marinera, es provincia marítima, es un jardín de mares de esperanza, de tiernos sueños donde varar la vida, donde las sensaciones se pintan de armonía, qué dulce es su cantar, qué grata sinfonía de melódicos sones. Jaén lleva en su mástil la dulzura del escapulario de Nuestra Señora del Monte Carmelo, en las velas la calma de un verde mar que canta a los luceros. La estrella de los mares va bendiciendo calles y en sus huellas ha quedado la luz en los balcones, en el alma una nota de amor que se ha quedado presa en los jaeneros y alegres corazones. A la Virgen del Carmen, de dulzor de azucenas, de las pálidas rosas que en la tarde serena se vistió de clamor y no pudo la brisa que sopla en el verano vencer a la Señora, el dulce amor cristiano que por ella suspiran los amantes jaeneros y sus vítores son para la más hermosa y la más tierna flor. Nunca nos desampares ni te olvides que un día ante tus pies postrados un dulce Ave María de los labios nació y pusiste el socorro, la paz, la melodía, y la tierna confianza con que pintas las almas de la verde esperanza. No nos abandones y trae tu consuelo a los corazones que laten tu nombre, dulzor de azucena, de suave romero y de gracia llena. Eres la azul estrella que brillando en el cielo van hollando tus huellas los caminos jaeneros, sin barca en estos mares. Esperanza sonora que late en los cantares, marinera en un mar de verdes olivares.

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