Manual de resistencia
Hay que trazar un plan que nos ayude a sacarle partido a este encierro y no encabronarnos en demasía. El mío lo he apuntalado con los palos que me ponen: la música, el guisoteo y las letras. Por las mañanas navego entre Javier Ruibal y Elis Regina con un puntito de Camarón a la hora de embestirle a la perola y un toque de vino de Lopera, que da mucho juego. Tras la cabezada sestera me sumerjo en el jazz para crear el clímax preciso. Entre Sergio Albacete y Charles Mingus me aprieto unas dosis de mis poetas cercanos. De Antonio Negrillo a Pedro Luis Casanova pasando por Yolanda Ortiz, Juan Carlos Mestre, Guillermo Fernández Rojano, Manuel Lombardo, Sergio Franco y Molina Damiani. Después de las palmas, le hinco el diente a las canciones de Santiago Auserón y María La Mónica, para salir del trance y pensar en las verduras que vienen. Por las noches me abandono con Cervantes, Quevedo, Mendoza, Galeano, Fernández Malo o Eslava Galán, al son de Pino Daniele o Billie Holiday, sin olvidar un paseo por el blog de Mateo Madridejos para no perder el compás del mundo. Ya queda menos, pase lo que pase.