Maestros y maestras

    30 may 2025 / 08:49 H.
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    Trabajadores de la enseñanza (utilizo el genérico masculino para los dos géneros). Accedieron a la carrera y a su ejercicio unos por convicción, otros por comodidad y los que dejaron otras. Y con estos mimbres ejercieron (y ejercen) honestamente dando todo de sí, pasablemente agarrados a la rutina burocrática y desidiosamente a la espera de poder escapar de lo que nunca les gustó (no me hablen de vocación, por favor). El maestro puede ser un todo y un nada, un referente para el alumnado o un repelente de estímulos. Y en casos concretos, especialmente en localidades pequeñas, un dinamizador social y político. Esa es la cuestión. De ahí salen los que escalan políticamente, en concejalías, en alcaldías y ya se lanzan a ascender más escalones, pues una vez tocado cierto poder es difícil dejarlo. Sí, sucede igual para otras profesiones pero en la enseñanza abundan los casos, no en vano les llaman “desertores de la tiza”; procuran no volver a las aulas. Conocemos casos muy significativos y es de pena contemplar cómo quienes fueron maestros terminaron en lo más cutre de Hispañistán. ¡Ay, Ábalos, Ábalos!

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