Luz natural, luz artificial
Nos acostumbramos a la luz artificial, a los ambientes creados para la sensación automática. Cualquier gran superficie comercial es eso, una superficie artificial, capaz de recrear cualquier parte del mundo, de imitarla con cartón piedra y poliespan, allí nos aguardan, con un mundo donde nos hacen creer que viviremos mejor, con una luz blanca molesta y artificial. Por el contrario, las tiendas de barrio son nuestra luz natural, la que entra por la ventana o la que toca la fruta que espera en la calle, son pequeñas, en muchas ocasiones la continuación de la vivienda de sus dueños. Personas del barrio, que un día extendieron su vida a una pequeña tienda que resuelve la compra socorrida o la necesidad de contar una historia. No pueden competir con los precios artificiales, no pueden crear mundos paralelos, son parte de la calle, de los problemas diarios, del barrio y el pasar del tiempo. Tiendas de barrio, pequeños comercios, patrimonio vital que nos salva la vida a diario.