Lumbres y melenchones
En Jaén, y el 16 de enero por la noche, se celebran desde antiguo las famosas y tradicionales lumbres de San Antón, o sea, San Antonio Abad, patrón de los animales domésticos. Estas hogueras populares van acompañadas del melenchón, compuesto por cuartetas y versos octosílabos. Saco de mi libro “Flamenco y otros cantares”, aún inédito, más lo que te rondaré morena, este ramillete de melenchones. Este género se distingue por su gracia, surrealismo, y picaresca no exento de mordacidad. Tus ojitos son aceitunas tan negras como el carbón, a mí me gustan las verdes porque tienen otro sabor. La vecina de enfrente me tiene mucho coraje, porque a ella yo le gusto y no quiero besarle. No te bajes el refajo ni te lo vuelvas a bajar que las cositas de adentro no se pueden enseñar. La lumbre de San Antón, arrímate si tienes frío, que yo tengo mucha calor con la lumbre de mi marío. Lola tiene mala pata y yo la tengo peor, si ella me dice que nones, comienza la discusión. Arrímate si tienes frío y te calientas un rato solo mirando a mis ojos, sin tocarme el refajo. Por otra parte diré que fui alumno de Lola Torres, batalladora incansable de nuestro folklore jaenero, en aquella vetusta casa de la calle Recogidas. La bota de vino enristre, rosetas, calabaza asada y a bailar y cantar, que la vida es una brevísima y triste copla.