Luces y sombras

Nunca fue el lunes un buen día, ni siquiera para morir. Así sucedía hace unas semanas cuando fallecía el Papa Francisco dejando un legado memorable en la historia de la iglesia y el catolicismo que ojalá ilumine el camino en tiempos de pobreza espiritual y obsesión por la riqueza material. Pasadas las semanas no ganamos para sustos el día que se hizo la tiniebla en la península de las casas oscuras y pendientes de que viniera la luz de la ilustración desde las Galias. Como siempre todas las teorías posibles sobre el apagón coparon los medios y ocurrió lo previsto. Nadie arroja luz sobre las muchas sombras de este asunto y siempre pasa igual, que si las renovables, los desequilibrios en la red, el ciberataque, los enchufes mal colocados o la falta de una verdad que siempre brilla por su ausencia y se acaba imponiendo cuando actúa ese gran sepulturero que es el olvido. Y llegado el tercer lunes de desgracias sucede el apagón ferroviario y miles de pasajeros tirados en la noche manchega esperando el encendido de una feria de Abril que caía en Mayo. Habrá que reflexionar sobre nuestra fragilidad a la luz del fuego y las estrellas y ver si con la fumata blanca de la sabiduría se acaban las tinieblas de los lunes negros.