Luces de feria

10 jul 2019 / 09:26 H.

Las luces de la feria, como las de Navidad, tienen un encanto especial, son como un faro que nos conduce a una playa de alegría, de diversión. Una luces multicolores que despiertan, como el sol de la mañana, el ánimo, las ganas de vivir y pasarlo bien a chicos y grandes. Las luces de la feria iluminan a todos por igual. Pero además de las guirnaldas luminosas multicolores, en las ferias hay otras luces brillantes que resplandecen dentro de la gran familia de esos feriantes que trabajan para hacernos felices a los demás al menos durante unos pocos días al año. Personas que se significan por su trabajo, su simpatía, su carácter jubiloso y afectivo. Personas que también iluminan las ferias, como María Ortiz Medina. Yo hablé aquí, en mis “brisas”, de ella cuando en un día de noviembre del 2014 contrajo matrimonio con Juan Contreras Laza, hijo de mis fraternales amigos Eusebio y Cheli, feriantes que siguen el camino de varias generaciones. Fue aquella una boda inolvidable celebrada en Los Villares. Ella, María Ortiz, estaba ligada a las ferias desde que tenía 14 años y ése fue camino después de casarse. Pronto se hizo querer de todo el colectivo, no sólo ella, sino su fiel escudero, un bulldog llamado “Franco” que la acompañaba en todo momento. Era una estampa singular ver al perro junto a María en la taquilla de “la olla loca”, siempre atento, siempre vigilante durante horas. “Franco” murió en la feria de Bailén del año pasado. Tenía 11 años. Un duro golpe para María. Quizás el fiel bulldog no quiso presenciar ese apagón en las luces de la feria que ha supuesto, poco tiempo después, el pasado 27 de junio, la muerte de María. Joven, muy joven, con 28 años la vida de esta mujer llena de energía positiva se ha apagado víctima de una enfermedad implacable. Es verdad que ha dejado dos luceros encendidos, sus pequeños hijos Paula y Marcos, pero también dejó muchos corazones heridos, como el de su marido, Juan; sus padres, Juan y Ana, sus padres políticos, Eusebio y Cheli y muchos más, porque el mundo de la feria se ha visto sacudido por el dolor de esta ausencia que tantos recuerdos bonitos dejó en su corto caminar por la vida. La feria seguirá su camino, pero bastará mirar las luces que la iluminan para imaginar entre ellas a María. Me gusta pensar que María y “Franco” andarán jugando entre las nubes que adornan el cielo.