Lovera & Paulano

    19 may 2019 / 11:21 H.

    En más de una ocasión he traído a colación en este rincón los zarpazos miasténicos, la impotencia ante una dolencia de esas denominadas “raras”, la lágrima en recuerdo de esa normalidad que se da por perdida cuando un diagnóstico te abre la puerta de un incierto universo en el que has de pulular en adelante. Saberse hundido en el proceloso mar de una enfermedad crónica y autoinmune es un proceso de difícil y dolorosa aceptación.

    Sin embargo y por todo ello, en un remanso de tranquilidad entre mares de acetilcolina, quiero hoy proclamar, reivindicar y agradecer efusivamente la actividad de quienes han conseguido “meter en vereda” a esas huestes miasténicas evitando, además, que el día a día desafine y, por el contrario, se engalane revestido de confianza y calidad de vida. En mitad de la oscuridad del diagnóstico siempre reconforta encontrar al otro lado una luz que te devuelva al mundo. Manuel Lovera y Carmen Paulano han tomado las riendas de esa diagnosis con una profesionalidad sobresaliente. El doctor Lovera desde la cabina de mando neurológico pautando dosis, animando al párpado caído, deviniendo cansancio en energía y extendiendo la mano, el ánimo y la sonrisa hasta hacerme olvidar por momentos que la afección sigue ahí. La doctora Paulano en el día a día, siempre al pie del cañón, en el complicado navegar por las pequeñas cosas, los detalles que forman realmente el enfrentamiento diario con esa “gotera” que te recuerda inmisericorde que perteneces al grupo de los elegidos, a los que han sido tocados por la varita mágica de la baja prevalencia. Manuel y Carmen, “Lovera & Paulano” dibujan, con la alegre camaradería de quien es cómplice de tus padecimientos, una hoja de ruta que te hace escudriñar futuros sin arcanos, sin la congoja del desconsuelo. Que la divina —o laica— providencia los haya colocado en la misma senda en la que me aguardaba, agazapada, la MG es uno de esos milagrosos procesos en los que nos vemos inmersos y ante los que solo nos queda conjugar el verbo agradecer. El trato exquisito, la comprensión infinita, el apoyo continuo, el buen hacer que se transluce en cada visita, en cada consulta, tienen ya un plus casi de confraternidad que se convierte en uno de los fármacos que mejor tratan cualquier enfermedad. ¡Cuánto se agradece tener delante a un profesional así!

    En apenas días celebraremos el Día Mundial de la Miastenia Gravis, concretamente el 2 de junio, y nada mejor que recordar no solo a aquellos que la padecemos sino también a quienes velan por nosotros. Carmen, Manuel, gracias por vuestra dedicación, apoyo, esfuerzo y aliento. (Y como anotación personal, mis deseos de pronta recuperación para el Doctor Lovera. Le echamos de menos).