Los rebotes del rebrote

Se veía venir, nos lo habían avisado. Otra cosa es la responsabilidad pública y la privada. En esta suerte de reproches, ajenos al objetivo primordial, estamos asistiendo a espectáculos políticos rastreros, sin precedentes en la Europa actual. Aquí seguimos dando el cante y olvidamos las prioridades y las medidas. Entramos al trapo del acoso y derribo del gobierno de turno como si eso fuera la vacuna ansiada para salir del hoyo. Los mecanismos de distracción florecen para intentar metérnosla doblada con sus mantras añejos. Las mayorías suyas son las buenas y las de los demás, ilícitas y anticonstitucionales. Es bien sabido que muchos de estos personajes necesitan un palé de Secrepax para digerir la democracia porque lo que les pide el cuerpo es rumba cañí al son de himnos y envolverse en banderas. Con eso lo arreglan todo en “sinco minutos”, como diría un torrecampeño. Si no son capaces, ante un marrón de este calibre, de levantar la mirada de su ombligo y ver que la unidad en estos momentos es básica, “apañá” llevamos la manta. Si nos conformamos con culpabilizar a los jóvenes de este sindiós, apaga y vámonos. Menos lemas y más esquemas.