Los puentes

09 dic 2019 / 11:27 H.
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Cuando se lleva ya un buen puñado de años gozando de la jubilación los días festivos tienen ya poca incidencia en las expectativas de una persona. Tampoco cuando se está camino de llevar 22 años viviendo en el Puente Tablas llaman demasiado la atención esos puentes festivos que ya, a los mayores, nos llevan a pocos lugares. Pero entiendo que llenen de ilusionados proyectos que sacan de la monotonía a la gran mayoría de las personas. No es que la vida nos aburra pero nos divertimos con otras fórmulas más sencillas, más familiares y, sobre todo, tenemos el recurso de abrir las tapas del baúl de los recuerdos que son los que nos trasladan a épocas y lugares por los que ya transitamos y que nos dejaron una huella feliz. Cuando aún no teníamos la democracia y no había que celebrar el Día de la Constitución, la fecha más simbólica e importante, preludio de la Navidad, era el Día de la Inmaculada Concepción, entonces conocido popularmente como el Día de la Madre, porque junto a la Madre de Dios se homenajeaba a las madres de los hombres. Todo ello por influjo de un empresario asturiano innovador que emigró a México y después a Cuba y, a su regreso revolucionó el comercio español destacando la importancia social del regalo. Este hombre fue José Fernández Rodríguez, conocido como Pepín Fernández. Hace 60 años, cuando yo era corrector de Diario JAEN tuve que corregir una biografía sobre su vida que se imprimió en el taller comercial del periódico, y supe de cómo llegó a Cuba, entró en los Almacenes “El Encanto” como chico para todo y dormía sobre los mostradores. Aprendió bien el oficio y progresó como un relámpago en la empresa y cuando regreso a España, en 1934 abrió en Madrid Sederías Carretas y en 1943 fundó Galerías Preciados, empresa que revolucionó y modernizó el comercio español hasta que años después surgió su gran competidor, El Corte Inglés, que terminaría por absorberle en 1995 definitivamente. Tuve la oportunidad de saludar y conocer personalmente a Pepín Fernández en la que, creo, fue la única visita que efectuó a la sucursal de Galerías de Jaén, allá por 1960, coincidiendo con que estuve colaborando durante tres meses en Galerías Preciados haciendo rótulos y precios, muchos precios, para el autoservicio, la sección que más público llevaba al entonces flamante centro comercial de nuestra ciudad.

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