Los pájaros de la alameda

Quién les dijo a los pájaros de la alameda que iban a revolotear más allá de su silencio? ¿Quién nos dijo lo que había que hacer y cuándo? Creo que esa es la pregunta. En este Jaén de nuestras respiraciones ya sabemos, el que más y el que menos, de qué va la cosa. Nunca acabaré, y ya me doy por náufrago. Pero me gustaría antes de ahogarme, decir a los despiertos y a los iluminados que se duerman una siesta, y después a callar, a verse las flojeras, que son muchas. Jaén es un bálsamo para el que así lo quiere, y puede ser una batalla de imbéciles para los que lo procuren. No entiendo de estadísticas, no sé cómo va la inercia de los poderes. No me interesan. Sólo sé que cada día hay menos Jaén y más ruido de fantasmas con cadenas. Es de suponer que ha sido así siempre. Un Ayuntamiento endeudado hasta las trancas, con los supuestos socialistas y con los caballeros ejemplares de la derecha profunda. Y esto, hay que decirlo, y esto también lo tienen que escuchar los pájaros de la alameda, que no necesitan ni más ruido ni más discursos de gente barata.