Los monstruos de Oviedo

    08 may 2025 / 09:31 H.
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    Es con este apelativo con el que venimos conociendo a los padres que han tenido secuestrados a sus tres hijos, de diez años el mayor y de ocho los dos pequeños. Llegados de Alemania, se instalaron en una vivienda ovetense huyendo por temor a perder su custodia y nos preguntamos por qué. Durante cuatro años, han permanecido completamente aislados en unas condiciones infrahumanas, insalubres, dantescas. Sin escolarizar, recibiendo la formación en casa, han vivido sin ver la luz del día por lo que, como narra la policía, al ser rescatados, se sorprendían de la hierba y
    de un caracol que tal vez les abría paso a la vida. Ahora toca valorar el posible trastorno mental y paranoico del matrimonio, juzgar, sentenciar pero lo más triste es que esas tres personas han de aprender a serlo, a recomponerse, física y psicológicamente —lo que es peor—, a vivir sin sus padres, no olvidemos que, para ellos, lo eran —duro también— y, por supuesto, como comenta
    el psicólogo Javier Urra, es terrible que se les haya robado la infancia. Que esos monstruos, candados, calaveras y demás dibujos hallados en sus cunas se conviertan en balones de fútbol, hierba y caracoles buscando el color amarillo del sol.

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