Los monos de Jaén

    18 ago 2021 / 18:16 H.
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    La exageración es obligada para darle un sentido literario a esta mirilla, ya un tanto miope. En Jaén tenemos más monos que macacos tiene el Peñón de Gibraltar. No es igual setecientos monos que sentémonos. Una mamá no se puede mosquear cuando se le dice de forma halagadora, qué mono es su hijo. En la antigüedad hubo una calle que se titulaba De las Monas. Parece ser que un hijo de Jaén, después del descubrimiento de América, se trajo una pareja de simios que procrearon, y al cabo del tiempo había monos en toda la calle, la que fue cambiada por Batería, como homenaje a una fuerza militar. La Cuesta del Mono era un camino pedregoso, más bien de cabras, por donde subían los hortelanos del Rincón de Barcelona, aledaño al Puente Tablas. Esta calzada convergía con la Venta del Peral situada en la carretera de Granada, hoy recinto Ferial. El callejón de la mona, situado en la parte gótica de la Catedral figura una extraña imagen que algunos dicen que es una mona, cuando, en realidad, es una figura y va... A espaldas de esta se llama el Callejón del Mono. Craso error, demasiada fantasía peliculera, ya que esa figura del friso gótico es una figura extraña y enigmática del medievo que algunos los confunden con el rostro de un mono.

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