Los españoles no quieren experimentos
Está claro que los españoles, o mejor dicho, un porcentaje de españoles, los que fueron a votar, prefieren no hacer experimentos ni cambios en las actuales circunstancias. La crisis económica y la situación europea, zarandeada tras el referéndum británico, ha hecho que el partido en el poder, el PP, revalide al alza los resultados de las ultimas elecciones. En tiempos de crisis no hacer mudanzas. Su victoria se debe en gran parte a ese miedo experimentos extremistas. Al PSOE se le encarga la labor de una oposición seria y constructiva, con una llamada de atención interna y es que Andalucía, tradicional granero de votos, se ha puesto a la altura de votos del PP. Las luchas internas en la sede de Ferraz con Susana Díaz como repuesto de Pedro Sánchez, han perdido fuerza. Al PSOE le cabe hoy por hoy la necesaria labor de oposición. El juego democrático pide cada día con más contundencia una oposición sensata, racional y seria. Hoy por hoy, los socialistas están preparados para esa histórica labor, a la vez que consolidad estos años su vida interna culminando hacia adentro su estructura interna de cara al futuro.
Lo que parece claro es que quien ha perdido las elecciones han sido los sondeos electorales, tanto los realizados en campaña como los realizados a pie de urna en la tarde de ayer. Los gastos de las empresas de encuestas con sus vehículos mediáticos, así como las encuestas gubernamentales no cabe duda que son simplemente instrumentos de las campañas electorales. Cada una llevaba el agua a su molino. El pueblo español que el pasado 20 de diciembre fue a votar zarandeado por los casos de corrupción y deseosos de un cambio de modelo de partidos políticos, apostando por caras nuevas con grupos nuevos que no han sido capaces de llevar a cabo una política de pactos. Y si algo que quería el pueblo español era precisamente que trabajaran por pactos sólidos, que para eso se les había votado, pero suspendieron con tintes de osadía y vanidad buscando una nueva cita que, lejos de aplaudirlos los ha castigado. Ha sido la actual situación europea, el repunte de la economía y el lamentable porcentaje de abstención, ha dado al Partido Popular la confianza como lista más votada. Al fin y al cabo, para quienes se quejan continuamente en las barras de los bares, prefieren lo malo conocido, a lo bueno por conocer.
La euforia de Unidos Podemos se ha ido desvaneciendo conforme se iban conociendo los resultados. Ya se estaban disputando la piel antes de cazar al oso. Inexperiencia política, sin duda de quienes querían dar una gran sorpresa, guiados por las elecciones municipales en Madrid y Barcelona. Creyeron que todo el monte era orégano. La caída es aún mayor en la coalición teniendo en cuenta que ahora eran dos las fuerzas políticas que se presentaban. No deja de ser una derrota, pese a que ayer mismo y hasta las nueve de la tarde, el responsable de IU hablaba de un cambio histórico. A Ciudadanos, el partido de Rivera, le corresponde ahora trabajar en la bancada de la oposición para repartir su apoyo a propuestas diversas. Hoy mismo comienza para este grupo las próximas elecciones. Los grupos nacionalistas, deseosos de estar en Madrid, aunque no crean en ella, siguen la misma tónica.
Dos aspectos caben destacar y que no dejan de hacer responsables a los políticos que no han sabido estar a la altura de las circunstancias suspendiendo en la primera convocatoria la asignatura de los pactos y teniendo que ir a otra convocatoria, con los mismos mimbres y con las mismas caras. La política de pactos no parece que vaya a cambiar, a la vista de cuanto han venido diciendo todos en esta última y cansina campaña electoral.