Los elegidos

07 may 2020 / 16:33 H.
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No me voy a referir a los elegidos de Dios, que esos suelen ser unos cuantos afortunados que, por sus buenas obras, su vida ejemplar, merecen el privilegio de que Dios les distinga con su sabiduría. En realidad de estos elegidos hay más de los que parece aunque por su modestia se dejan notar menos. Los que meten ruido y buscan notoriedad, además de poder, dinero y toda clase de ventajas son los otros elegidos, los elegidos en las urnas, un lugar donde no hay tiempo ni condiciones para que los cerebros maduren y salen a medio cocer, sin elaboración suficiente. No me explico cómo se exige tan poco para poder ser en las urnas candidato a alcalde, diputado e incluso presidente de una nación. Muchísimo más se le pide a un joven, que aún teniendo una carrera honestamente terminada, aspira a ser policía nacional. La política es el camino más fácil que tenemos para montárselo en la vida, y creo que no es solamente en España donde a la mayoría de los políticos les falta un hervor. Los medios de comunicación nos dan testimonios de que en todas partes cuecen habas y que muchas veces las dejan a medio cocer. La tragedia que estamos padeciendo a causa de la pandemia lo viene demostrando poniendo de relieve el escaso conocimiento y la falta de sensibilidad que un buen puñado de presidentes de gobiernos internacionales ha dejado ver en unas circunstancias tan dramáticas y dolorosas que ellos han desestimado. Presidentes como Bolsonaro (Brasil), López Obrador (México) y Boris Johnson, primer ministro del Reino Unido, se tomaron la pandemia de coronavirus a broma, demorando la adopción de medidas urgentes que intentaran atajar su mortífera difusión. También por estos pagos tenemos a Mariano Rajoy, que se salta a la torera las órdenes de confinamiento y sale tan pancho a corretear las calles para mantener y lucir el tipo. Pero si hemos de buscar un ejemplo para demostrar lo poco que se exige a una persona para ser presidente, lo encontraremos en el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, un individuo un tanto engreído y repelente de esos que les das un lápiz y te llena la casa de pintarrajos. Eso sí, posee una enorme fortuna que le permite manejar las llaves que le abran las puertas que le apetezcan, como la puerta de la Casa Blanca. Y ahí está el hombre, en su sillón presidencial, demostrando su incapacidad, su empecinamiento y su falta de tacto casi para todo lo que hace y dice. Su ocurrencia de recomendar que las personas se inyectaran geles y desinfectantes para combatir el contagio de la covid-19 ha causado más de cien ingresos en los hospitales de quienes siguieron su consejo. Alguien ha aconsejado a Trump que no haga más declaraciones, con lo que el mundo saldrá ganando.

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