Los dos tránsitos

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El inicio de la vida supone un primer tránsito: el nacimiento.
Se pasa así de la
oscuridad a la luz. Y en general supone un torrente de alegría en la familia. Un acontecimiento a celebrar por amigos y conocidos.
Regalos, celebraciones,
felicitaciones por doquier. Positividad y muestras de
cariño de todo el entorno. Aunque el bebé nace solo, está acompañado de todos los cuidados maternales.
El segundo tránsito: la muerte, supone en cambio un
giro radical, Pasamos de
la luz a la oscuridad. Aunque también supone un pasadizo en solitario, lo que predomina es la tristeza, la depresión, la negritud del luto, los
llantos y el malestar familiar. Aquí en nuestra época a
diferencia del primer
tránsito el entorno no suele acompañar esos instantes. Quizás por eso sea tan importante y decisivo caminar ese momento auxiliado por unos cuidados que nos arropen. De eso se encargan los Servicios de Cuidados Paliativos de los centros sanitarios que deberían de tener los medios adecuados para su función y el reconocimiento por parte de la Sociedad que nos ha tocado vivir en este siglo XXI.

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