Los dioses de la luz

Entre tinieblas andaba el mundo por el oscuro abismo del espacio cuando desde la nada alguien encendió el sol, y se hizo la luz. Cuentan que para ese mismo día ya había gente que debía dos o tres recibos y que hasta el mismísimo Dios tuvo que pagar el enganche, la potencia y el alquiler de equipos para darle la primera claridad a su creación. Rondan por la redes chistes y comentarios jocosos que invitan a tomarse un poco a broma la subida sin fin del precio de la luz y las nocivas consecuencias que esto tiene para la economía. Aquí de las ruinas no se salva ni dios, así vengan burbujas, agujeros, quiebras bancarias, pandemias, desajustes climáticos y guerras que aquí, por muy chunga que esté la cosa, nadie se libra de su factura de luz. Y es que por encima de nosotros, superando incluso el piso donde viven los dioses, hay una especie de seres superiores que funcionan como las máquinas tragaperras, cuanto más llenas su buche, menos sueltan. No son extraterrestres, pero están blindados por tratados y acuerdos internacionales capaces de llevar ante la justicia a cualquier Estado que tome medidas que atenten contra la usura de sus beneficios.