Los dientes del lobo

04 dic 2019 / 09:58 H.
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Tantos estudiosos como se dice que hay de la historia del Real Jaén deberían saber y recordar que el Jaén F.C. desapareció en 1925, tres años después de su fundación, por una notable falta de apoyo de la afición que suponía una economía insuficiente. Como tampoco faltaron nunca buenos aficionados que abrigaban la ilusión de dar nueva vida y continuidad al Real Jaén, la historia se reanudó y se alargó, ya ven, hasta casi a los cien años de una vida en la que hubo de todo, tres años de suma gloria que son todo un orgullo, un símbolo y que son los que sostienen casi al resto de años en los que predominaron muchas temporadas agónicas en las que la sombra del lobo estuvo asomando las orejas tras la negativa economía. No me gusta volver a tocar este tema eterno del club blanco porque existen aficionados históricos que se molestan y se enfadan conmigo. No quieren mirar hacia dentro y sólo viven de la magia que una vez tuvo el Real Jaén y que ni tan siquiera ellos conocieron. Y es bonito tener el cariño puesto en un club pero también hay que tener puesta la realidad. El club jiennense hace años que toca fondo, que los presidentes —unos más y otros menos— han tenido que ir capeando las consecuencias de una economía insuficiente concertando aplazamientos que no sólo no restaron deuda sino que la fueron incrementando. Hasta que ha llegado ese momento que alguna vez debía llegar y es que hay que pagar. Y ahora ya no son las orejas del lobo las que se asoman sino los dientes. Membrado no tuvo una buena gestión y mucho menos Andrés Rodríguez, pero tampoco son ellos los únicos culpables de la situación actual que es fruto de una cadena de errores, incompetencias, mala suerte, y de la falta de unos ingresos de la masa social que respondieran a las exigencias. La situación no es reconfortante, todo lo contrario. El máximo rector está haciendo lo posible por salir adelante pero esto es por ahora una incógnita preocupante. Sólo la actitud de la plantilla de jugadores puede seguir manteniendo un poso de esperanza. Mientras el equipo aliente hay lugar para la ilusión. Y hay que alegrarse de que, amén de que se esté procurando reforzar el plantel, los jugadores básicos, como Ramón, Fran Hernández y Marcelo, que estaban lesionados, se estén recuperando y regresen a la titularidad. Es imprescindible que el equipo siga demostrando que se puede apostar por él.

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