Los diablillos de la “Salala”
La música de Los Diablos me asalta con su “Sa la la la la oh oh oh”, siempre que paso por la acera de esa joya del teatro íntimo que es la Salala Paca en el Bulevar como si “un rayo de sol” -así se titulaba aquella canción del verano del 69- me dejara la sensación de estar sobre las tablas con los actores y de convivir con su cuitas, alegrías y emociones atravesando una inexistente cuarta pared. Vivir el teatro en ese tipo de sala, en ese espacio recóndito, casi familiar, hace que la mirada del actor te atraviese, su mano te abrace, su aliento te perturbe y puedas notar el latido de su corazón, de su actuación, como si solo se representara para ti.
Los circuitos off, las pequeñas salas diseñadas con ese acogedor tamaño que humaniza la acción están de actualidad. En nuestras escapadas a Madrid hemos disfrutado de la sala Lola Membrives del Lara, la Margarita Xirgu del Español, la Tirso de Molina de La Comedia, la recoleta sala del Teatro del Barrio, la Jardiel Poncela del Fernán Gómez sin olvidar los pequeños escenarios de teatro alternativo. En todas ellas se “vive” de otra forma. El escenario no está elevado y distante mostrando textos y escenografías. Ahora está prácticamente bajo tus pies, al alcance de tu mano. Puedes respirar al unísono con la actriz, sudar a la vez que el actor, sufrir la taquicardia del guión en tus carnes absortas, mirarte en sus ojos y traspasar impúdicamente la barrera de un telón inexistente. La esencia del teatro te abduce sin remedio y te seduce con su cara más excitantemente arrolladora.
De ahí que la propuesta de La Paca de abrir esa puerta nueva al teatro “del abrazo”, del “tú a tú”, nos enorgullezca y nos anime a devorar sus montajes y los de los grupos invitados a ese escenario que —de nuevo con Los Diablos— me suena a Sa la la la la... con mil perdones.
Los talleres, las representaciones, los monólogos y las mil y una propuestas que se asoman a la Salala nos dejan con ganas de más, con ansias casi de participar y asaltar el escenario mientras todo fluye alrededor. Mientras, La Paca sigue con su “Acércate al teatro” campaña en la que tantas veces hemos participado con nuestros alumnos y alumnas o forman parte del Circuito Audaces del Ministerio de Cultura no sin antes deleitarnos dentro del ciclo “Jaén Genuino” o enseñarnos la historia del Oppidum del Puente Tablas. Todo bajo el buen criterio de Mari Carmen Gámez y la dramaturgia exquisita del gran Tomás Afán con su grupo de actores y actrices siempre con el teatro a cuestas desde aquel 1992 que tantas alegrías nos trajo. Carmen, Tomás, sois -perdonadme- como aquellos “diablos” y nos inyectáis el teatro en vena para, como decía la canción, llevarlo ya siempre en el corazón.