Los civiles pierden su cartilla

    04 may 2022 / 16:00 H.
    Ver comentarios

    La paz y tranquilidad que disfrutamos en España sin asuntos graves que atender —ni pandemia ni guerra nos afectan (percíbase la ironía)— hace que el Gobierno, por aburrimiento u otros intereses, desmonte uno a uno los principios y valores tradicionales que fundamentaban nuestra convivencia; puro adanismo innovador. Ahora le ha tocado al benemérito instituto de la Guardia Civil, cuyos miembros desde 1845 tenían una cartilla redactada por el Duque de Ahumada, un código de honor que recogía las virtudes y hábitos que deben adornar a los guardias y su modo de actuar y comportarse; un viejo librito respetable y respetado, venerado en los cuarteles y admirado por la ciudadanía. El Real Decreto 176/2022 ha venido a sustituirlo con un mal sucedáneo con mucha poda y un decálogo más allá de una norma ética, que se adentra en el mundo jurídico. Deroga —sin atreverse a citarla— la vieja cartilla, que podría convivir con un catálogo actualizado de derechos y deberes; la nueva letra puede valer, pero la música es otra; para el ciudadano ya el guardia no será “prudentes sin debilidad, firmes sin violencia, ni político sin bajeza”, ni lo que es peor, “siempre un pronóstico feliz para el afligido”.

    Articulistas