Los cielos de lluvia

    01 dic 2022 / 18:18 H.
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    Conozco el cielo de Jaén. Sé cuándo va a llover. Y eso me gusta. Llueve en Jaén cuando el cielo es de un gris sereno y el viento es fuerte y pesado que gana a todos los paraguas. Intento ganar al viento con mi paraguas, pero pierdo porque o se cierra en banda, o se da la vuelta del revés. En Jaén la lluvia no cae recta sino de lado. Otro truco para saber si va a llover es hacerle caso al refrán: “Si Jabalcuz tiene montera, llueva en Jaén quiera Dios o no quiera”. Repito: “Si Jabalcuz (montaña donde está el castillo) tiene montera (¿Niebla? Pero no aparece este significado en el diccionario) llueva, en Jaén quiera Dios o no quiera”. Cuando estoy fuera de Jaén me fijo en los cielos de lluvia, pero cada ciudad tiene su regla. En septiembre estuve en Mozambique, en Nacala y allí aprendí que el atardecer incendiaba el cielo naranja para dejarlo limpio para que la luna creciera al revés que en España. Para adivinar la lluvia a veces solo hay que esperar. Para hablar con ella hay que sentir el viento y calarse. Para jugar con ella hay que volver a casa con el calcetín chamuscado del charco, con el vaho en las palabras y con el ruido de las nubes, aún en la capucha.

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