Los 1.200 años
Mientras nuestra provincia fue musulmana, y sin negar, se quiera o no, esa civilización, nada relevante de ella podemos contar desde nuestras raíces cristianas más allá de que los musulmanes querían pasarnos a cuchillo a todos. Porque lo relevante de Jaén comenzaba con la conquista del rey católico Fernando III de Castilla y León, llamado el Santo, en 1246, que consiguió las llaves de la ciudad sin derramar una sola gota de sangre. Y ciento ochenta años después, en 1430, venía en persona la Virgen María andando por nuestra ciudad y así dejándose ver por quien allí estuviera, única visita que en toda la historia ha hecho la Virgen en cuerpo y alma desde que fue asunta al Cielo en su casa de Nazaret. Y tan relevante como lo anterior es que llegó a nosotros, parece ser que, en el siglo XV, el Santo Rostro. Según la tradición, uno de los tres lienzos que empapó la Verónica con la Sangre de Jesucristo, quizás el que tocó la cara del Señor. Algo habrá visto el Dios Todopoderoso en Jaén, o algo querrá de ella, cuando ha permitido que, desde hace varios siglos, como mínimo desde el XVIII, se denomine a esta ciudad la capital del Santo Reino, porque solo Jaén tiene en todo el mundo este nombre.