Lo que manda, manda
Desde China nos vino el descoloque. El coronavirus se ha colado en nuestras vidas y, queramos o no, es imposible abstraerse a una situación que por días o por horas ha logrado convertirse en el tema de conversación y temor general de la sociedad en la actualidad. Es curioso el poder y la influencia que tienen en este mundo totalmente globalizado los medios de comunicación tan necesarios en toda civilización, como delicados por su altísimo poder, dependiendo de en las manos de quien o quienes estén, así de como de los intereses a los que sirvan. Lo vemos a diario en el modo del que informan sobre un asunto tan preocupante.
El coronavirus ha abierto un paréntesis en nuestras vidas, hay un antes y un después tras la aparición de este virus, y el miedo se está apoderando de nosotros porque se nos suministra tanta y tanta información que no da tiempo a digerir nada de lo que nos dicen, sobre todo porque se lanza desde las televisiones nacionales con todo lujo de detalle, haciendo de esta tragedia que dicen que se nos avecina, un reality show.
La televisión se introduce en nuestros tejidos y hasta se apodera de nuestras neuronas, si no tenemos la suficiente capacidad para discernir. Siempre he sido y seré seguidora de lo escrito, que precisa reflexión y no echa mano de la impronta. Que no hace espectáculo.
El que manda, manda, y las audiencias se han convertido en la peor manera de procesar y transmitir la información, es más, ayudan a crear un miedo que puede convertirse en pánico en el momento más inesperado. El miedo nunca se introduce en balde.
Los medios de comunicación, todos a una, deberían de pactar (ahora que estamos en tiempos de pacto) para suministrar información clara, precisa y suficiente y desde luego que cree una tendencia a tranquilizar a la población, que cada día está más preocupada. En situaciones así hemos de estar pendientes básicamente de lo que digan las autoridades sanitarias, que son las que en realidad saben del tema, y dejar la opinión sanitaria a los sanitarios. Son los Gobiernos los que han de establecer las políticas para estos casos, y los medios transmitirla punto a punto y coma a coma y no inventar y hacer negocio de un tema tan delicado que crea una mayor preocupación a la sociedad.
Se nos está explicando paso a paso el comportamiento de las bolsas, que temerosas de cualquier imprevisto que mermen sus ganancias, cierran filas y rápidamente crean una crisis económica en la que muchos pierden y ellos ganan. Sí, la banca siempre gana, para variar. Entre tanto, aquí estamos expectantes e indefensos ante la noticia, intentando retomar otros asuntos que nos siguen interesando y preocupando y dejar de lado este tsunami de información sobre el coronavirus.
El próximo domingo, 8 de marzo celebraremos un año más el Día Internacional de la Mujer, la lucha por la igualdad de derechos y la repulsa por la violencia machista contra las mujeres, a
la que afortunadamente cada vez se incorporan más mujeres y hombres. Sí,
seguimos avanzando.
¡Ánimo! Sin abandonar nuestra condición femenina y enorgulleciéndonos de ser mujeres feministas, sigamos celebrando este día y reivindicando la igualdad de todas las personas.