Llegaron las lluvias

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Al fin llegaron las lluvias, tarde, pero llegaron, “menos da una piedra”. El clima se impone, como marcan los cánones. El frío acobarda y Jaén tiene sus dos extremos. Nos dejó el calor sofocante y ahora toca bufanda y abrigo. A nosotras las mujeres; las jóvenes en particular, que se les tacha de pulular siempre callejeando, luciendo tipo con ropa estrecha y escasa, ahora vuelven al hogar, al cálido y dulce hogar. En fin... A tomarse en serio estudios y trabajos, como debe ser. El recogimiento vuelve, el frío nos encierra. Los días de vinos y rosas se acabaron. El largo y caluroso verano nos dijo adiós y hasta las delicadas mariposas ahora se recogen. Jaén es una ciudad provinciana no muy grande, donde se conservan costumbres ancestrales. Casi todos nos conocemos. La ciudad es rica por sus tierras fértiles al igual que su extensa provincia olivarera. Los campos se heredan de padres a hijos y se viven en profundidad cuando el olivar es granado. Me gusta esta época. Lo pude observar en los campos de mis suegros. Fui conociendo a personas que trabajan en los fríos campos con fortaleza titánica, mujeres y hombres alegres y animosos. Voy a tener que creerme que el andaluz llora cantando.

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