Vivir con riesgos

    08 sep 2019 / 11:03 H.

    Vivimos en una sociedad del riesgo que se basa no en explicar o negar las catástrofes, peligros y accidentes, sino en preverlos, gestionarlos y justificarlos. Una sociedad así convive permanentemente con elementos de todo tipo que son peligrosos y potencialmente mortales, pero no importa tanto esto cuanto más que se puedan gestionar. Como teoría está muy bien, pero es un modelo que se cobra vidas de manera injustificada y lo que es peor, pudiendo “preverlo”. Esto ha ocurrido con el brote de listeriosis. A pesar de los informes, los avisos, la falta de una política del control todo apunta a que una cadena de errores terminó por generar una cepa contaminada y que se ha resuelto como un mal difícil de gestionar medicamente, a lo que suma que el protocolo con las mujeres embarazadas ha de ser revisado. Pero también está nuestra extrema individualidad, que nos lleva a un estilo de vida en el que nos fiamos en extremo de lo que hacen las empresas, de los controles por parte de los organismos públicos y de que paguen las aseguradoras. Es verdad que le hemos puesto precio a todo y a todos, pero la vida es un valor por sí misma; lo que exige que pensemos si este modelo social es el adecuado para conservarlo.