Un tinto de verano, el libro de rigor, un remojón en el chilanco, el gazpacho fresquito, la verbena en el pueblo y los alcaparrones, son algunos de los básicos del verano en nuestra tierra. Pero al igual que entre el zumbido de las neveras que apilan nuestras botellas de alcázar punto de congelación y el de los aires acondicionados que nos ayudan a surfear, las ahora rebautizadas, olas de calor; se percibe en Jaén la resonancia de un movimiento provocado por muchos jóvenes y menos jóvenes, que eligen el período estival para buscar trabajo y/o conseguir mejores condiciones laborales. Aunque pueda parecer lo contrario, en los meses de higos y chanclas, las contrataciones son cada vez más frecuentes. Por un lado, surgen más oportunidades laborales ya que septiembre y octubre son dos meses con muchas incorporaciones en el mercado laboral y por ello muchas compañías deciden empezar el nuevo curso con renovación de personal, empezando para ello los procesos de selección en junio. Por otro, al estar gran parte de la población de vacaciones durante julio y agosto, hay menos competencia en los procesos de selección y ello favorece que los perfiles sean más visibles para los reclutadores.
Al hilo de esta circunstancia, han sido varias las personas conocidas y allegadas que durante estos días me han comentado la posibilidad de que les echase una mano en la confección o mejora de su perfil profesional en LinkedIn. Para los menos acostumbrados a utilizar esta red social, les comentaré que se trata de una plataforma que en 2016 fue comprada por Microsoft por 26.200 millones de dólares, convirtiéndose en una de las mayores operaciones del sector tecnológico aquel año, y que a nivel mundial engloba, según el portal Statista, a unos 746 millones de usuarios, y se prevé que siga aumentando aún más durante estos próximos años. Según este portal, en 2026 LinkedIn podría llegar a superar la barrera de los 800 millones. En cuanto al perfil de los usuarios de esta red social, principalmente son personas que buscan empleo o que quieren relacionarse con gente de su sector para generar contactos en el mundo laboral. Así pues y con la responsabilidad de responder con eficacia a esas solicitudes, me he estado empapando de LinkedIn estos días y observo que en la vorágine digital que estamos viviendo, esta red social ha emergido como una plataforma para la proyección profesional que no está exenta de ciertos excesos. Observo perfiles que rozan la actuación teatral, enfocándose en destacar logros de manera desproporcionada. Este autobombo, si bien común en la sociedad de las apariencias en la que actualmente convivimos, plantea cuestiones importantes.
La exageración en los perfiles de LinkedIn puede ser contraproducente para las empresas. La distorsión de habilidades y experiencias puede generar expectativas irrealistas en los empleadores y clientes, desencadenando desconfianza. En lugar de atraer, esta tendencia que compruebo es muy habitual, podría alejar oportunidades genuinas. El impulso de muchos perfiles a actuar como “expertos” en múltiples áreas puede llevar a la dilución de la autenticidad. Las habilidades verdaderamente valiosas pueden perderse en medio del ruido. Las empresas, en su búsqueda de talento, deben ser capaces de discernir entre el brillo superficial y el potencial real.
Me resulta crucial recordar que la modestia y la sinceridad son cualidades admirables en cualquier plataforma. En lugar de caer en la trampa del autobombo excesivo, los profesionales deberían centrarse en destacar logros auténticos y demostrar cómo sus habilidades pueden aportar valor real a las empresas. En conclusión, LinkedIn, como herramienta de networking, debería ser un reflejo fiel de la trayectoria y capacidades de los individuos. La exageración y la actuación pueden ser tentadoras, pero la autenticidad es la base para construir relaciones y oportunidades duraderas en el mundo empresarial actual. Ésta será mi principal recomendación a la hora de ayudarles a redefinir sus perfiles.