Limosnitas solidarias

Recuerdo que cuando sufríamos la pandemia de la covid-19 y estábamos confinados en nuestro hogares, todas las tardes y a una hora determinada la gente muy seria, preocupada y con mucho respeto salíamos a los balcones y ventanas para de manera simbólica aplaudir en homenaje a los trabajadores sanitarios, a los cuerpos de seguridad y protección civil que se lo estaban currando muy bien y con mucha profesionalidad. Hasta esos días tan difíciles y tristes nunca habíamos vivido tanta solidaridad y armonía en los ciudadanos de este país. Pasado el peligro y de vuelta a una nueva normalidad, cada cual volvió a lo suyo y en unos meses olvidamos la empatía que se había generado hasta el punto que a día de hoy se han multiplicado los actos de violencia y falta de respeto con los profesionales sanitarios que nos ayudaron a salir de aquellos tristes y dolorosos momentos. Vivimos tiempos tan veloces que hemos aprendido a respirar más de una tragedia o catástrofe en un solo día sin que nos dañe el alma. Los sucesos se solapan y todo es tan efímero que hasta la solidaridad aparece como una moda pasajera que solo sirve para vestirnos de caridad frente a los damnificados de cualquier catástrofe.