Leyends Game

    01 jul 2025 / 09:18 H.
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    Hay marcas que se sienten. Que no solo se recuerdan por su nombre, sus títulos o sus campañas, sino por lo que logran despertar en quienes las viven de cerca. Eso es lo que sucedió en Jaén con la reciente visita del equipo de veteranos del Real Madrid de baloncesto. Porque lo que vivimos en el “Leyends Game” fue mucho más que un partido. Fue una lección de marca, de actitud, de coherencia... y, sobre todo, de humanidad.

    El resultado del encuentro —victoria blanca por 58 a 80 frente a un combinado de veteranos de nuestra provincia— fue lo de menos. Lo importante fue todo lo que ocurrió antes, durante y después de los 40 minutos de juego. Un pabellón lleno, una causa benéfica a favor de Autismo Jaén “Juan Martos Pérez” y la Asociación Jiennense de Esclerosis Múltiple (Ajdem), una organización impecable por parte del Jaén Club de Baloncesto y, en el centro de todo, un grupo de jugadores que, aun siendo leyenda, se comportaron con una cercanía y profesionalidad que dejó huella.

    Cuando hablamos de experiencia de marca, nos referimos a todo aquello que una organización es capaz de provocar en su entorno. La suma de gestos, actitudes y momentos que van más allá del producto. Y aquí, en Jaén, el Real Madrid nos recordó lo que significa representar unos valores con coherencia, sin importar el escenario ni la edad de los protagonistas. Porque el prestigio no se hereda, se demuestra. Y eso fue lo que hicieron estos veteranos: demostrar respeto, humildad, generosidad y compromiso.

    En tiempos en los que muchas marcas se pierden intentando “parecer” en lugar de “ser”, este tipo de experiencias nos devuelven la fe en que todavía es posible construir desde lo esencial: la autenticidad. Los jugadores blancos no vinieron a ganar un partido; vinieron a compartir su historia, a generar ilusión en los más pequeños, a abrazar causas que merecen visibilidad y, sobre todo, a dignificar lo que representa llevar ese escudo en el pecho. Desde el primer saludo en el túnel de vestuarios hasta el último autógrafo en la salida del pabellón, estos veteranos transmitieron algo que no aparece en las estadísticas: autenticidad. Su cercanía con los niños, su respeto por los rivales, su implicación con las asociaciones locales... Todo ello fue construyendo, sin pretenderlo, una experiencia emocional que muchos jiennenses guardarán para siempre.

    En un entorno donde los productos se copian y los mensajes se diluyen, lo que de verdad diferencia a una organización es su capacidad para generar vivencias memorables. No es una cuestión de campañas, sino de coherencia entre lo que se representa y lo que se proyecta. Cuando esa coherencia se siente, se convierte en vínculo. Y cuando hay vínculo, aparece la admiración.

    Las empresas que triunfan no venden productos ni servicios: construyen relaciones. Y esa relación entre el Real Madrid y Jaén se consolidó ese día, no por lo deportivo, sino por lo emocional. Porque, al final, como consumidores y como personas, no recordamos lo que nos dijeron, sino cómo nos hicieron sentir. Y esa tarde en La Salobreja nos sentimos orgullosos. Orgullosos de nuestro baloncesto, de nuestra gente y del ejemplo de una marca que, aun siendo gigante, se comportó como un igual.

    No se trataba solo de un encuentro benéfico. Fue una experiencia transversal, que unió deporte, solidaridad y emoción. Una vivencia que, sin grandes aspavientos, logró hacer equipo con una ciudad.

    Ojalá sepamos aprender de los que lo hacen bien. De quienes comprenden que el verdadero poder de una organización no está en lo que posee, sino en lo que inspira. Que entienden que cada interacción es una oportunidad para construir una relación más fuerte. Y eso, precisamente eso, es lo que convierte una visita puntual en un recuerdo imborrable.

    Gracias al Real Madrid de veteranos por venir, por sumar. Gracias al Jaén CB por hacerlo posible. Y gracias a todos los que llenaron el pabellón. Porque sí, hay partidos que se ganan en el marcador... y otros que se ganan en el corazón de una ciudad. Este fue uno de ellos.

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