Ley con fecha de caducidad

    02 dic 2020 / 18:11 H.
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    Ya está en trámite parlamentario una nueva ley de educación. Ya tocaba. Debido a las repeticiones electorales del bienio anterior, se ha retrasado de la norma de cambio a los cinco años que viene siendo habitual desde que se instauró la democracia. Pero con gobierno ya estable, ahora de izquierdas, tenemos sustituta a la vuelta de la esquina para hastío de usuarios y opositores. Siete iban: Loece, LODE, Logse, Lopeg, LOCE, LOE, Lomce, ¡uf! Se están acabando los acrónimos y la que viene ya tiene que hacer referencia a otra anterior. Lomloe (Ley Orgánica por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación), así parece que se va a llamar. Casi mejor decir Ley Celaá. Aunque esto de llamarles por el apellido del ministro o ministra que la promueve, está dando lugar a que les excite el ego y con necesidad o sin ella se cambie la ley para que lleve su distintivo. Es asombroso que no haya habido ningún ministro con clarividencia de la necesidad de una Ley de Educación duradera, capaz de pactar y llegar a un consenso entre los dos partidos mayoritarios para conseguirlo. Solo recuerdo uno que pusiera verdadero interés y a punto estuvo de lograrlo, el ministro Gabilondo. Pero se impusieron los postulados partidistas acérrimos. Como ahora. No, ahora peor. Lástima que un partido como el PSOE que debería defender el derecho de que mucha gente humilde, emigrantes por necesidad en su día, pudiera educar a sus hijos en su lengua materna, prefiera pactar con los separatistas y ceder en suprimir el castellano como lengua vehicular en la enseñanza. Ellos serán los grandes perjudicados, como siempre. Lamentable que la lengua oficial española se relegue a simple asignatura, cuando se debería haber puesto ahínco en que se cumpliera la ley y sentencias anteriores que tampoco se cumplían. España es diferente. Y si queda finalmente así, no es tema baladí. Al tiempo. La lengua condiciona, une o separa. Ahí está Rufián, apellido de emigrantes, que lo ha impuesto con unos pocos votos. La ley debería llamarse Celaá-Rufián. Y había alternativas, aún las hay. Pero nacerá con fecha de caducidad, porque ya está anunciada la siguiente. ¿Se llamará Lomlomloe?

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