Levántate y lucha

    05 jul 2019 / 11:18 H.

    Con la reciente inauguración del AVE a Granada a través de la conexión de Bobadilla acaban de asestar otro golpe de muerte a la provincia de Jaén. Y este es sólo el penúltimo acto de una cadena de atropellos por parte de los responsables de la red de ferrocarriles, propiciados por los dirigentes políticos de todos los gobiernos que han pasado por la Moncloa desde mucho antes del año 1992 cuando se iniciaron los trabajos del AVE Madrid-Sevilla por la variante de Brazatortas para atravesar Sierra Morena con destino Córdoba, despreciando el eje ferroviario de Linares-Baeza y condenando a las provincias de Almería, Granada y Jaén al ostracismo y al abandono. Esto significa dejar de invertir en una infraestructura de transporte público esencial para el desarrollo como es la vía férrea. Aquel AVE Madrid-Sevilla lo inauguró un gobierno socialista presidido por Felipe González, y este AVE hasta Granada lo ha inaugurado otro presidente socialista, Pedro Sánchez.

    Mientras tanto, en otros momentos decisivos como son los de estudio, diseño y aprobación de los trazados, hemos tenido gobiernos del Partido Popular que son responsables también de este abandono y ninguneo a la provincia de Jaén, y todo esto realizado con la connivencia y aprobación de la Junta de Andalucía, que ha sido gobernada por el Partido Socialista durante todo ese tiempo. Ahora, después de este innecesario, artificial, humillante y empobrecedor rodeo a nuestra provincia para llevar el AVE a Granada vía Antequera, examinando el mapa ferroviario andaluz se hace más visible que están dejando sin infraestructuras a esta tierra que por desgracia parece que no es capaz de enfrentarse al poder para defender sus intereses legítimos. Es evidente que sin inversión en comunicaciones, desmantelando las pocas industrias que había, descuidando las carreteras hasta límites tercermundistas, y ahora dejando sin tren a la provincia no hay manera de evitar que la tasa de desempleo sea la más alta de todas las regiones de España. Esto incide en el empobrecimiento de todos y en la despoblación creciente por la necesidad de emigrar en busca de futuro a regiones más favorecidas, en las que el Estado invierte lo que nos detrae a nosotros. Y así seguirá siendo en el futuro, porque los representantes políticos, diputados autonómicos y nacionales, senadores, presidentes de Diputación y demás autoridades que elegimos en Jaén, no sirven más que para engordar el presupuesto, cobrar suculentos sueldos y votar lo que les dictan sus partidos, sin ocuparse para nada de los problemas de aquellos a los que deberían representar, problemas que son conocidos y sufridos por esta tierra sumisa en la que nadie se atreve a alzar la voz para defenderla. Así hemos llegado hasta este nivel de humillación y pobreza.

    Demasiados turbios intereses se confabulan contra esta provincia que siempre dice amén a los designios del poderoso, sea este el tradicional cacique o el partido político al que sólo le interesan los votos y promete gollerías durante la campaña electoral para olvidarla después del día de las elecciones. Este abandono y las consecuencias que de él se derivan es la triste realidad que padecemos los andaluces de Jaén, que no somos nada altivos, ni como aceituneros, como decía el poeta, ni como personas, como nos dice la pasividad con la que aceptamos el desprecio institucional que padecemos desde los años 30 del siglo XX, cuando se desestimó la continuación de las obras del ferrocarril Baeza-Utiel que hubiera servido de eje vertebrador para el desarrollo de toda la provincia, conectándola con el Levante y el eje mediterráneo. ¿Qué quiere decir esto? La respuesta es muy sencilla, bastaría con que los representantes elegidos fuesen primero de Jaén, luego de Jaén y después y siempre de Jaén, y no diesen su voto a ninguna iniciativa política sin que en primer lugar se hablase de forma prioritaria de los problemas de desarrollo de Jaén, de traer el tren AVE a Jaén, de industrializar la provincia, de conectarla por autovía con Albacete, de proteger el olivar y la comercialización del aceite de oliva, de reconocer que el Estado tiene una deuda antigua con Jaén y esa deuda hay que pagarla para que la provincia salga del subdesarrollo y se incorpore al Estado del Bienestar que los demás disfrutan. Es necesario un cambio de rumbo que comience por tomar conciencia del estado de aislamiento y pobreza que padecemos y comenzar la lucha diciendo ‘no’ a todo lo que no sea favorable a nuestros intereses.