Lenguas y pinganillos

    02 sep 2023 / 08:55 H.
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    Estábamos pocos y parió la abuela, ni chato ni narigudo, es decir, buscar el término medio. Me viene este aserto como anillo al dedo, y es que refranes y dichos del saber popular, no tiene límites ni fronteras. Será por eso que me guste tanto el lenguaje de la calle. Se viene hablando, y cuando el río suena, algo lleva, que en el Congreso de los Diputados, así como en el Senado, se quiere implantar, toma castañas pilongas, los traductores y pinganillos serán una realidad a la vuelta de la esquina. No es que esté en contra de la pluralidad idiomática de España, pero de eso a que sus señorías lleven pinganillos para entenderse, media un abismo insondable, costoso, ruinoso y aburrido. El Congreso y Senado no deben convertirse en la bíblica torre de Babel. Por otra parte, al idioma español se le está ninguneando por todos los frentes, en la escuela o rotulación de tiendas, precisamente un idioma que lo hablan más de 600 millones de personas. Todo el mundo tiene derecho a comunicarse en su lengua, y la honrosa excepción debe ser que nuestras cámaras sigan con el idioma español, por el que Gonzalo de Berceo, monje y poeta puso tanto empeño en que fuese una realidad, allá por San Millán de la Cogolla riojana. Háganme caso, las dos Cámaras han funcionado bien.

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