Lecciones que aprendí

    28 sep 2019 / 11:59 H.

    Por la misma ruta que descubrió mi abuelo, mi padre me llevaba a buscar collejas, espárragos, moras, níscalos. Me advertía de los alacranes, las víboras y de las aguas que no he de beber. Conocedor absoluto de aquellos lugares, me enseñó de manera sencilla, las mismas lecciones que aprendió de su padre. Más allá de lo andado de lo previsto, casi de espaldas a la edad que entonces tenía, pasó de largo por el tiempo, hasta que ayer recordé el mensaje de tus consejos. Una extraña tristeza inundó de frío mi memoria, nunca antes había tenido la sensación de un hueco tan grande. Sucedía que uno se hace viejo y a la velocidad con la que pasan las cosas, es posible que no encuentre el momento oportuno de explicarles a mis hijos como encontrar espárragos, o collejas. Sé que no parece importante, porque no lo es. Pero si uno piensa en el origen de todo lo que hoy sabemos, nadie puede negar que gran parte de los nuevos impulsos, vienen alimentados de serie por el primero de nuestros instintos. Si cada uno de nosotros olvidamos un poco de lo aprendido, volveríamos a las cavernas, y sin comer espárragos.