Lealtad responsable

En medio de la tremenda crisis que estamos sufriendo no es admisible la versión devaluada e hipócrita de la lealtad que practican algunos partidos de la oposición, a los que se añade el coro patético del independentismo. Del mismo modo, me parece inadmisible ese ejercicio sectario del tiro al blanco que están llevando a cabo algunos medios de comunicación. Todos pensando quizás en futuras ganancias electorales que vendrán el día después, antes que en la necesaria unidad de una sociedad impactada e incrédula ante lo que está sucediéndole. Se trata de un sentimiento imprescindible, y no solo de una palabra llena de retórica. Por esa razón, la lealtad para quienes tienen en este momento la tarea de conducirnos hacia el final del túnel resulta igualmente imprescindible. Pero no en su versión más farisea, sino en forma de actitud positiva ante quienes que deben resolver a diario dilemas esenciales para nuestra vida. Ciertamente se han producido fallos en la gestión de la crisis, pero convendría recordar que hay una cuota de responsabilidad, pasada y presente, que se reparte entre todos los poderes públicos, más allá de signos e ideologías al uso.