Las relaciones entre generaciones ¿mito o realidad?

17 jun 2020 / 16:23 H.
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En línea con el contenido del artículo publicado hace unos días por mi querido y admirado amigo y compañero de Secot Jaén, José María Ronda Araúzo, me permito poner en evidencia el espíritu, la filosofía y la realidad que dentro de nuestra Asociación percibimos y practicamos en el desarrollo de nuestras intervenciones con jóvenes emprendedores, principalmente, pero también a través de las actividades formativas con estudiantes universitarios y de otros niveles educativos.

A mi memoria viene una frase pronunciada por mis mayores en mis tiempos de niñez en una etapa en que mis gustos culinarios no estaban muy definidos que digamos: “si no lo pruebas no sabes si te gusta o no”. Efectivamente, “si no pruebas, si no practicas, ni fomentas las relaciones con personas de edad más joven y en una situación personal, profesional y social muy alejada en el tiempo con la de nuestra condición de jubilados o de tercera edad, no estaremos en condiciones de opinar ni emitir juicios sobre la consideración, más o menos elevada, que las generaciones jóvenes tienen hacia quienes ya caminamos por la sexta, séptima o más década de edad de nuestro ciclo vital. En Secot hacemos propio un término y una conducta que constituye una práctica habitual y convencida en nuestro quehacer habitual dentro de la asociación: “Secoterapia”. Se trata, evidentemente de una terapia que pretendemos desarrollar en beneficio propio a través de nuestras actividades e intervenciones de asesoramiento con jóvenes emprendedores de quienes, sin duda, recibimos mucho más de lo que damos, produciéndose una fructífera simbiosis de pensamiento, intereses y visión realista de oportunidades e intercambio de ideas y conocimiento, dando como resultado una efectiva relación intergeneracional de la que surge un claro reconocimiento del valor de la experiencia de los mayores por parte de los integrantes de una generación mucho más joven y con intereses aparentemente muy alejados o distantes.

Dicho todo esto ¿constatamos la existencia del edadismo como norma de conducta de estos jóvenes a quienes ayudamos y asesoramos en su idea de negocio o proyecto empresarial?. Rotundamente, no. No se manifiesta tal conducta, sino todo lo contrario.

Es obvio que el edadismo es una de las tres grandes formas de discriminación de nuestra sociedad, por detrás del racismo y el sexismo y que se trata de una corriente que crece a un ritmo, desgraciadamente, nada deseable ni conveniente y por ello habría que procurarse que las distintas administraciones apostaran por una intervención y participación de los mayores, que por cierto cada vez son “menos mayores” si tenemos en cuenta la esperanza de vida y su condición física y mental, en actividades, programas y objetivos intergeneracionales, de modo que se practique y desarrolle de manera efectiva la relación entre personas de distintas generaciones y todas ellas aporten y reciban e intercambien pensamientos, ideas y objetivos, propiciando así la reducción de esa corriente o conducta a que antes aludíamos, el edadismo.

Resulta curioso y, no menos chocante, que los partidos políticos, unos y otros y sin excepción alguna, al elaborar sus candidaturas electorales, especialmente para las elecciones municipales, alardeen y presuman de “apostar por la juventud” y no cuenten para nada con personas mayores que poseen una experiencia valiosa y unos conocimientos muy aprovechables que vendrían a sumar y nunca a restar la eficacia de las corporaciones. Añadido esto al hecho de que ya tienen su vida resuelta y no necesitan el cargo para promoción personal, profesional o económica. ¿Son realmente conscientes nuestros dirigentes de la infrautilización o, mejor dicho, desconsideración, de talento, experiencia y conocimientos que todo esto supone? Aunque no es exclusivo del momento en que vivimos, es cierto que hoy día con mayor profusión, se arguye el físico como medida y valor del mérito lo que produce una posición desfavorable o de debilidad por parte de los mayores que, sin duda alguna, estamos inmersos en un proceso de decadencia con una progresiva reducción de nuestras capacidades físicas y mentales, pero aún asumiendo esta realidad, debería procurarse aprovechar y considerar, al menos durante el período de tiempo que sea factible, el bagaje importante que representa su experiencia, conocimientos y sabiduría y no apartarlos ni arrinconarlos en el limbo de la ignorancia y el menosprecio.

En Secot nos congratula y satisface comprobar diariamente que esta conducta o actitud no acompaña ni forma parte de la identidad de los jóvenes que acuden a nosotros y cuentan con nuestra ayuda para sacar adelante ideas y proyectos y que contribuyen a formar una cada vez más amplia comunidad intergeneracional de la que nos beneficiamos mutuamente practicando la ya mencionada “Secoterapia”.

Por todo ello, abogo por erradicar aquellos estereotipos relacionados con las jóvenes generaciones y relacionados con conductas y actitudes poco generosas y consideradas hacia los mayores, porque no es así como lo venimos comprobando y apreciando diariamente en Secot Jaén donde tenemos el privilegio de contar con un elevado número de amigos jóvenes que nos siguen y confían en todas nuestras propuestas y recomendaciones.

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