Las mejores alumnas

22 dic 2015 / 09:16 H.

Anteayer votamos para elegir presidente de España. Digo bien, presidente, porque todas las candidaturas con posibilidades, y sin ellas, las encabezaba un hombre. Jamás en nuestra historia una mujer fue presidenta. ¿Por qué? Albert Rivera, tan joven pero tan sabio, contestaría sin dudar: no lo merecemos. Que ya sabemos que él es muy de méritos y poco de cuotas. Él, como la mayoría de ustedes, los hombres, deberían de repetir cada día: “Soy hombre y, por ello, tengo privilegios”. ¿O quién no pensó que Sáenz de Santamaría sería mejor presidenta que Rajoy? Ellos van los primeros y, por eso, creen que son los mejores. A los ricos también les pasa. Siempre fue así; por algo será, se dicen. Pero, si hubiesen nacido mujeres, sabrían que eso no necesariamente funciona así. Es más, para nosotras, no suele ser así. Pero los comprendo, soy blanca y, la mayoría del tiempo, no pienso en mis privilegios por el color de mi piel. La pasada semana diez estudiantes de nuestra provincia recibían de la Delegación de Educación el reconocimiento a su trabajo. Sus expedienten son los más brillantes de la ESO en nuestra provincia; personas muy necesarias para nuestra sociedad.

Diez estudiantes: ocho chicas y dos chicos. Sí, de diez, ocho son mujeres. Lo probable es que, si el número de premios fuera mayor, la proporción se iría acercando a la mitad. Por eso, ¿no les parece raro que estas cifras no se traduzcan en una sociedad más igualitaria? Los datos dicen que somos nosotras quienes sacamos mejores notas, las que abandonamos menos los estudios, las que, cuando las pruebas de selección son objetivas, estamos a la cabeza, ¿no sería lógico pensar, que al llegar al mundo laboral, por igual trabajo, tuviéramos un salario similar al de ellos? ¿O qué hubiera tantas presidentas como presidentes al frente de un país o de una empresa? Es normal, que no justo, que quien tenga privilegios no se haga muchas preguntas. La respuesta suele ser incómoda. Por eso, en estos días, propios para desear un mundo mejor, deseo, con toda mi alma, que dentro de unos años, a estas chicas, les permitamos seguir brillando. ¡Hagámoslo posible!