Las inmortales

Cada muerte es una tristeza no escogida. Y ahora que nuestros mitos son inmortales mientras la realidad supera su propia ficción, lloramos las pérdidas de los que siempre han estado acompañando a generaciones de seguidores, tanto en el ámbito musical como en el cinéfilo, etcétera. Los poetas también mueren, pero, del mismo modo, sus versos los hacen inmortales. Tanto es así, que la poesía es algo que se festeja a nivel mundial el 21 de marzo. Lo hemos podido comprobar estos días también en la capital, con la llegada de la “Semana Internacional de la Poesía”, auspiciada por la Diputación Provincial de Jaén, en el Centro Cultural Baños Árabes. Evento coordinado por el poeta Juan Carlos Abril. Días de celebración, pero también de despedidas. No somos nadie, pero se puede ser inmortal en el recuerdo del otro y a través de la obra que deja. Cada ser tiene un valor especial que lo hace único. Inmortalizar ese recuerdo nos permite estar más unidos a nuestra cultura pues podemos adentrarnos en la magia de la poesía cada vez que abramos un libro. Ojalá todo fuera tan mágico como lo son la literatura, la música o el cine. Al final llegan a nosotros, los mortales, como obras inmortales y con la frescura de una eterna juventud.