Las cartas de Marisa

    14 oct 2020 / 16:21 H.
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    Lo comprendo, aunque la edad avanzada me obliga. Las cosas hay que decirlas como son, aunque sea una cruda realidad. Estoy chapado a la antigua, es decir, que sigo al pie de la letra las tradiciones que me vieron crecer y desarrollé como persona. Para mí, Correos era y sigue siendo una institución cabal y diligente al servicio del ciudadano. A otra cosa, mariposa. Marisa ha cubierto una plaza vacante temporal de Correos. Ha sido feliz repartiendo cartas a los remitentes por los pueblos y aldeas de Sierra Mágina. Iba contenta con su cartera henchida de cartas, las que repartía en mano a los destinatarios. Su sincera amabilidad le granjeó ganarse la simpatía, de tal manera que cuando le cumplió el contrato y se despidió de la gente, esta lo hizo con fuertes aplausos. Así es. Marisa ha sido tan feliz como un bebé con chupete. Su trabajo diario le ha permitido conocer a personas buenas en el más amplio sentido de lo humano. Recorrer cada uno de los lugares de Sierra Mágina, para ella ha sido una auténtica gozada. Nunca va a olvidar a estos lugareños, ya que los aplausos que recibió en su despedida del trabajo es motivo más que suficiente para guardarlo en lo más profundo de su corazón, este órgano vital que nos regala la vida.

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