Las 272 razones del olivar

30 may 2016 / 17:00 H.

Vivimos una prolongada, tan asfixiante como tediosa, campaña electoral. ¿Cuándo comenzó realmente? No hemos parado desde finales del verano 2015. Ya entonces escribí en estas páginas sobre el voto desmovilizado, acerca del riesgo que corrían las fuerzas progresistas, particularmente el segmento socialista, de diluirse en medio del postureo. Del peligro de verse rebasados por el disciplinado voto de las huestes conservadoras. Los resultados del 20-D respaldaron, en buena medida, mis temores. Las perspectivas del 26-J no resultan muy halagüeñas que digamos, al reeditarse un sándwich político que, pese a los distantes postulados de ambos extremos, va fraguando. Por aquello del enemigo común. Y visto desde la provincia de Jaén... poca cosa: cambios internos en los entornos podemita, y riverista, calma chicha en los dos grandes del bipartidismo, nada nuevo bajo el sol. Pero hay un asunto trascendente que, si no se convierte en el eje de la contienda, apaga y vámonos. En Jaén esta no puede ser la campaña donde la forma de los debates, Venezuela, las corruptelas, o los pactos en lontananza ocupen el centro de la mesa. Aquí tenemos, de cuerpo presente, el olivar y su futuro, sobre todo el de las pequeñas explotaciones. Y la cifra que resume la gravedad del tema (272 millones de euros menos de subvención de la PAC hasta el 2020) debe ser el punto gravitatorio para el debate electoral. Obviamente no será el Gobierno en funciones quien agite el tema; tal cual, les va de narices a los 14 jiennenses beneficiados con más de 300.000 euros de subvención por empresa. Son las demás fuerzas las obligadas a esgrimir estas 272 razones como elemento de agitación. No deben ser Maduro y sus correligionarios el tema central de los mítines y los debates de acá. Existen 272 razones (a millón por argumento) para exigir que alguien nos explique la causa de este saqueo, nos justifique el agravio sufrido por la provincia, nos argumente por qué tienen tan poco peso, en la toma de decisiones, la inmensa mayoría de nuestros agricultores. ¡Y es hora de que estos tomen buena nota, y voten en consecuencia!