La Virgen del Amor Hermoso: devoción de Villargordo

31 may 2020 / 12:39 H.
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La advocación se establece en el pueblo por devoción de San Antonio María Claret acompañando el cortejo de la visita de Isabel II y la familia real a la provincia de Jaén en 1862.

Fiel a su cita festiva, cada último fin de semana de mayo, celebra Villargordo la tradicional “Fiesta de las Flores” en honor de Nuestra Señora del Amor Hermoso. Aunque transmitida esta tradición de generación en generación, no se ha realizado un estudio o una aproximación histórica de cómo esta advocación mariana aparecida en pleno siglo XIX, se estableció en esta población labradora y campesina de gentes sencillas, situada en plena campiña, ya que existían en la parroquia las tradicionales cofradías de Ánimas, del Sacramento, de Jesús Nazareno, de la Vera Cruz, de los Siete Dolores... y en la ermita de Santa Ana, la del Santísimo Cristo de la Salud.

Las primeras referencias documentadas las encontramos en la obra del jesuita P. Joaquín Navarro, publicada en 1762, “La Hermosura sin Lunar”, sobre las revelaciones de la Virgen a la venerable sor María Jesús de Agreda, dedica el libro a “la bellísima imagen con el título de la Hermosura o Madre del Amor Hermoso”. Encuentra esta advocación su sustento evangélico y teológico en un texto del Eclesiástico, capítulo 24, versículo 18:

“[...] Yo soy la Madre del Amor Hermoso, y del temor, del conocimiento y de la Santa Esperanza...”

La advocación del Amor Hermoso comienza a fraguarse en Italia, donde el claretiano San Antonio María Claret queda muy impresionado en una de sus visitas en el año 1839. Por otra parte, también en Italia, comienza a expandirse la devoción a “Las Flores a María” un ejercicio piadoso realizado durante todo el mes de mayo, refrendado y extendido en sus predicaciones por la orden jesuita que la expanden hasta Francia en 1830. El movimiento “inmaculista”, con gran arraigo y enfrentamientos entre franciscanos y dominicos durante los siglos XVI al XVIII, tendrá una resolución más firme en este siglo auspiciado por la orden de San Francisco Javier, que la resuelve de una manera más intelectual y subyacente con este tipo de iniciativas marianas.

Pero, cuando realmente esta devoción queda incardinada en España es en un acontecimiento acaecido en Madrid en mayo de 1839, cuando un grupo de personas se reunieron en un domicilio particular, para honrar a la Virgen con motivo de la popular devoción de Las Flores o el mes de mayo de María. Los allí congregados decidieron invitar al padre jesuita Ramón García Leal para dirigir los últimos días de aquellos cultos, intuyendo el sacerdote la honda devoción que profesaban aquellos fieles de la Virgen, les instó a que continuasen honrándola constituyendo una asociación conocida como “Corte de María”. Fundada el mismo 1 de junio, en 1865 contaba ya con 50.000 asociados.

La “Corte de María” se elevó al rango de archicofradía en 1847, bajo el nombre de “Real Archicofradía del culto contínuo a la Santísima Virgen”, que tuvo como titular a la advocación de Nuestra Señora Reina de Todos los Santos y Madre del Amor Hermoso, estableciendo su sede en la iglesia madrileña de Santo Tomás y, desde principios del siglo XX, en la de San Ginés, viéndose favorecida por varios obispos y papas, como Gregorio XVI y Pío IX, que le concedieron diversas e importantes indulgencias.

La devoción llega hasta Villargordo

El confesor y director espiritual de la reina Isabel II, San Antonio María Claret, fue un gran propulsor de esta devoción y, así, en sus distintos viajes por España fue expandiendo sus cofradías e imágenes por gran parte de la geografía nacional: Madrid, Zamora, Cartagena, Vitoria, Murcia, Campaspero (Valladolid), Coslada (Burgos), Valdeolmos-Atalpardo (Coria), Callosa...

Isabel II y la familia real visitan Jaén en octubre de 1862, siendo acompañados por su confesor Claret, que establece lazos de amistad con la Casa del Marqués de Linares, que poseía casa solariega que ocupaba toda la calle de El Santo y tenía administrador propio, siendo la devoción del marqués la que instituye esta asociación en Villargordo. Así se fundó la Cofradía de la Virgen del Amor Hermoso, encargando imagen que siguió el modelo iconográfico fijado por el escultor cordobes José Tomás (1790-1848) y que realizó para el convento de Santa Clara de Borja. La Virgen con las manos extendidas, túnica ceñida y bajo su manto, un grupo de ángeles y querubines. En la parroquia de la Asunción existe una vidriera que representa a la primitiva imagen. La Virgen ocupó la capilla central de la Sacramental de Villargordo, situándose durante el mes de mayo en el altar mayor, donde se le ofrecía el ejercicio de “Las Flores”, con una fiesta principal y procesión cada 31 de mayo, organizando una animada verbena en la misma plaza de la iglesia, fiestas que se fueron haciendo cada vez más populares y conocidas como la “Fiesta de las Flores”. También se hizo costumbre que todos los niños del pueblo hicieran la primera comunión el mismo día de la “Virgen de las Flores”, como se la conoce en Villargordo. Antaño, durante todo el mes de mayo, se organizaba un coro compuesto con las mejores voces del pueblo que, a la entrada de la Virgen a la iglesia tras su procesión, se le cantaba la despedida:

Adios Niña Venturosa, adios Madre de Dios tierra

adios del cielo alegría, adios Madre, Hija y Esposa

Si yo me muero por Tí, se Tú mi amparo en el cielo

que yo me muero por Tí.

A principios de siglo XX la Cofradía de la Virgen del Amor Hermoso tuvo gran auge gracias a su benefactora Emilia Castellano Aranda y a sus hijas que en 1942, que reconstruyeron por completo la capilla de la Virgen.

La primitiva imagen desapareció durante los hechos de la Guerra Civil Española, volviendo a encargar otra nueva imagen seriada de los Talleres de Olot, imagen que borró la verdadera configuración de esta advocación mariana. Tras la guerra fueron varias las hermanas mayores que dieron gran esplendor a esta advocación, Esperanza Torres, Francisca Moral y Magdalena Martos, sucediendose luego este cargo con una duración anual.

Esta advocación de Madre del Amor Hermoso fue también gran devoción de San José María Escribá de Balaguer que regaló una imagen a la prelatura de Cañete-Yauyos-Huarochirí de Perú en el año 1965. También Pablo VI bendijo una imagen del Amor Hermoso que preside la ermita del Campus de la Universidad de Navarra. Así San José María en su obra Camino en la reflexión número 504 nos dice:

La Virgen, Santa María, Madre del Amor Hermoso

aquietará tu corazón, cuando te haga sentir

que es de carne, si acudes a Ella con confianza

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