La Tierra es plana

El presidente de EE UU nos tiene acostumbrados a exponer en público, sin pudor alguno, sus ocurrencias, sus paranoias, sus mentiras y su desvergüenza. Este gringo, pope de la teología neoliberal que ha causado nuestras deficiencias sanitarias y referencia mundial para la piara de terraplanistas, a la que entre otros, también pertenecen las huestes del chusquero Pablo Casado y las del troglodita Abascal. Desde su particular manera de enfrentarse a la pandemia, Trump ha venido a aconsejar para que prueben a inyectar en el cuerpo de los enfermos de coronavirus el gel hidroalcohólico que con tanta efectividad acaba con el bicho cuando nos higienizamos las manos. Pide que se investigue la manera de enviar luz ultravioleta a los pulmones infectados como medida alternativa. Con esos mimbres en la sesera y multimillonario, gobierna el país más poderoso del planeta, precisamente porque así piensan la mayoría de los yanquis. Con una falta absoluta de respeto a la verdad, inunda las redes de bulos e insulta descaradamente a los países que le da la gana, también a España. Pero ahí no entran Casado y Abascal.