La ternura de un beso

    03 mar 2021 / 12:20 H.
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    El viernes cuando amanezca y el sol bese los tejados, cuando se oculte la luna y en el firmamento vuelva a nacer la luz, cuando las estrellas apaguen sus latidos y se difuminen entre las claras luces de la aurora. Cuando los primeros trinos mañaneros llenen el espacio azul de nuestros sueños, y con sus suaves y sonoros cánticos se perciba la incipiente llegada de la primavera. Un año más, que ya será el segundo, volveremos a encontrar un altar diferente. No, no podremos llegar hasta la imagen como antaño lo hicimos, ni siquiera podremos acercarnos, una barrera impide que nuestros pasos se detengan delante. Una tragedia cruel se ha instalado sobre nosotros y sobre nuestras vidas, nos ha caído como un peso brutal, descolocándolo todo. Mas no ha podido robarnos la esperanza, esa que cada día pinta con su luz nuestras mañanas, la que nos ampara siempre y como una flor exhala su perfume más dulce al borde de nuestras almas, de nuestras ilusiones y sus caricias suaves nos cubren de fuerzas y ánimos para seguir nuestros pasos por la difícil senda que ahora atravesamos. Volveremos el viernes a buscarlo, a encontrarnos con nuestras tradiciones. Torredonjimeno sabe mucho de esto, para ello Jesús de la Sentencia nos espera en San Pedro cada año, con la mirada de color caramelo que se clava en el alma. Siempre la misma cuerda apresando sus manos, y en su rostro moreno la amargura pintada, pero también el valor, la grandeza, la dulzura y la paz de su semblante. Este año veneraremos la imagen con la misma ilusión de otros años, aunque sea diferente. Nuestras oraciones volarán hasta el Padre, nuestras súplicas desharán sus palabras como los pétalos de una flor que se duerme. Sintiendo la cercana voz que nos bendice, que nos colma de amor cada mañana. Y Jaén extasiado de caricias, de sonoros y claros resplandores encontrará el viernes en su altar a ese Jesús que espera, entre la tenue e inquieta luz, un año más el encuentro de sus hijos que llegarán buscándolo. Pero no han de poder dejar sus besos en la imagen. Lo que no saben muchos es que hay un lugar en el alma, donde Dios cada mañana despierta con su caricia azul la ternura de un beso.

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