La tecnología: ¿ángel o demonio?

    27 nov 2023 / 09:07 H.
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    La era de la tecnología hace tiempo que comenzó, pero es actualmente cuando se ha convertido en una parte importantísima de nuestra cotidianidad. Aún recuerdo mi primer contacto con un ordenador, apenas había comenzado a trabajar como maestra por los pequeños pueblos de la Sierra de Segura. Monitores grandes y pesados que ocupaban la mitad del escritorio, una torre en vertical —luego fue horizontal— que almacenaba y procesaba los pocos datos que le cabían. Esos depósitos de datos comparados con los actuales eran como la memoria gastada de una persona que vivió cien años. Yo esperé a que llegara Windows para zambullirme en el mundo digital, pero un Windows que poco se parece al actual; me resistí todo lo que pude y un poquito más, pero tanto mi profesión como la sociedad me estaban reclamando un cambio en mis herramientas de trabajo. Diskettes, CDs, Pen Drive y ahora todo se sube a “la nube” como si tuviésemos un estante en el cielo para guardar nuestros datos y a mí —que me considero una persona abierta a los cambios— me da vértigo la rapidez con la que todo sucede.

    A pesar de mis reticencias, era inevitable que me sumergiese por completo en el mundo de la tecnología, pues pensé que antes o después las pantallas gobernarían el mundo. Pertenezco a la era del papel —de la realidad física— aun así, he hecho el esfuerzo de aprender herramientas como: Google Classroom, Google Drive, Google Meet, Google Form, ¡Kahoot!, Quizzi, Padlet, Zoom, ... por nombrar algunas de las más usadas en los centros escolares. Además, la Junta de Andalucía tiene su propia plataforma que los docentes debemos dominar, tareas como: crear y elaborar clases, asignar tareas, elaborar Situaciones de Aprendizaje, crear el cuaderno de seguimiento del alumnado, ... La Inteligencia Artificial es el mayor reto que nos queda por delante y hasta que los expertos no aclaren si es o no aconsejable su uso seremos prudentes. Hasta hace poco tiempo las voces que se alzaban avisando de que la exposición prolongada a las pantallas tenía efectos preocupantes eran ignoradas, pero ahora se ha convertido en una preocupación. Habíamos demonizado el papel impreso y ahora el uso de pantallas. ¿No será que vivimos en un efecto péndulo continuo que nos impide tomar decisiones usando el sentido común? Está bien que a efectos administrativos se use la informática, así como en momentos puntuales para motivar al alumnado, pero someterlos a una jornada de luces azules es una barbaridad.

    A la pregunta de ¿por qué resulta tan adictivo el uso de una pantalla? La respuesta es sencilla, hemos inventado una Galaxia Virtual en la que existen mundos diversos que flotan en el ciberespacio. Cada persona navega por esta galaxia con su pequeña nave/dispositivo electrónico y elige el planeta en el que quiere pararse. Somos exploradores abriendo puertas a mundos que nunca antes hubiéramos imaginado, pero también somos creadores de dichos mundos porque existen gracias a una mente humana y se van ampliando gracias a nuestras interacciones. Cada cual adapta ese mundo a sus necesidades, nos brinda la posibilidad de charlar con amigos y amigas sin movernos de casa, hacer amistad con personas que están a miles de kilómetros de nosotros, de elegir la persona que realmente queremos ser y todo ello sin ningún esfuerzo y de forma inmediata.

    Victor Küppers, conferencista y motivador de prestigio internacional, en su libro “Vivir y trabajar con entusiasmo” afirma que en la sociedad occidental estamos muy “tarados” una palabra brusca pero cierta. Demasiadas personas desanimadas, cansadas, agotadas, estresadas, presionadas y angustiadas que pasan por su existencia como autómatas; sin expresar ninguna emoción y fáciles de manipular ya que carecen de pensamiento crítico. Es probable que el uso abusivo de los dispositivos digitales nos esté robando la alegría de vivir, está en nuestras manos cambiarlo. Lo único que tenemos que hacer es apagar nuestros dispositivos, salir a la calle a hacer actividades al aire libre, disfrutar del sol y buscar personas de carne y hueso que tal vez nos estén echando de menos.

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