La siesta nacional

    09 ago 2023 / 09:02 H.
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    Como todo de lo que rueda por este mundo que es susceptible de opinión, crítica o loa. De la siesta, hay partidarios acérrimos, ejercientes vocacionales y por supuesto, algunos detractores que consideran que es una pérdida de tiempo, estéril, algo no vivido. Todos los respetos a las posturas encontradas. Si todo fuera este problema minúsculo, como el conflicto que también se pueda tener de la tortilla de patatas con cebolla o sin ella, no nos haría falta ningún dios, ni políticos iluminados, ni tan siquiera profetas del no sé qué. Los cebolleros sesteros con su felicidad, y los patateros sin cebolla y sin siesta con su merecido entusiasmo. Me voy a servir de esta burda parábola para intentar comprender de que va este carrusel de país. Nos merecemos un descanso, para digerir tanta comida basura, urgente y de ingredientes de dudosa procedencia. Sería necesario, pienso en mis siestas, que el español de todas las Españas tendría que tener una siesta reparadora, un lapsus, para reconocer después de la digestión y el descanso mental, ¿qué somos y que se quiere hacer, o sentir de verdad?. Jaén, por ejemplo, siempre ha tenido una siesta impuesta, un silencio de serenos y funcionarios pagados, una siesta esperpéntica, de payasos sin gracia. Hagamos la siesta a nuestra manera, cuando uno pueda y quiera.

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