La semilla del árbol

La falacia del concepto robado es defender un concepto negando a su vez otros conceptos de los que depende el primero. Es decir, no podemos hablar del movimiento de un vehículo sin entender antes lo que es un vehículo, de la misma manera que no podemos hablar de alimentar sin defender que alguien está tomando alimento. Dicho lo cual, pensar que es posible hablar de vivienda sin derecho a la vivienda es una falta peor, porque lleva a pagar precios abusivos por vivir en habitáculos minúsculos y a pensar que la intimidad y el bienestar más simple son un lujo. Por supuesto, no podemos hablar de los precios de la vivienda sin hablar de unas urbes masificadas por una falta de industrialización en el resto del país. El hecho de permitir que la vivienda turística eche a los vecinos de sus barrios no ayuda, al igual que falte vivienda social. Claro está, no todo se basa en oferta y demanda ni en buenos ni en malos, pero sí depende de la necesidad y del poder adquisitivo, elementos que suelen repelerse como el agua y el aceite. Recordemos, pues, que la solución de los problemas se esconde en las causas, muchas veces ocultas a simple vista.